Edge se corona al fin tras un brutal TLC en Armageddon
Cuando la WWE anunció que el cuarto enfrentamiento entre Edge y Undertaker tendría lugar en Armageddon, muchos pensaron que se trataba de un cierre épico para una de las rivalidades más encarnizadas de los últimos tiempos. Pero lo que vivimos anoche superó todas las expectativas y estuvo a la altura del nombre del evento, evocando el auténtico sentido de “Armagedón”: un escenario de caos y destrucción absolutos.
La lucha TLC (Tables, Ladders & Chairs) fue un auténtico festival de brutalidad y riesgos extremos. Ambos competidores mostraron, desde el primer instante, que el odio y la sed de venganza seguían intactos. Edge no dudó en lanzarse en plancha sobre Undertaker cuando yacía tendido en una escalera convertida en puente entre el ring y la barrera; Undertaker, por su parte, dejó mudos a los espectadores al realizar un chokeslam desde el apron, enviando al “Rated-R Superstar” directo a la mesa de comentaristas en uno de los momentos más escalofriantes de la noche.
Sin embargo, nada preparó al Universo WWE para el clímax final. Con Undertaker intentando descolgar el World Heavyweight Championship desde lo alto de una escalera, Edge le propinó el golpe decisivo: empujó la escalera, haciendo que el “Hombre Muerto” cayera sobre dos mesas en llamas en el exterior del ring. El impacto dejó a Undertaker con quemaduras de primer grado y permitió que Edge escalara sin oposición para conquistar, al fin, el ansiado campeonato que se le había resistido en tres ocasiones anteriores.
La escena de un Undertaker derribado entre las llamas mientras Edge alzaba el título por encima de su cabeza definió la esencia de Armageddon: un combate tan devastador que pareció traer el fin del mundo al ring. Era, sin duda, el escenario perfecto para el desenlace de una historia de rencor y obsesión, en la que el “Rated-R Superstar” buscaba saldar una cuenta pendiente que, hasta ahora, había inclinado la balanza hacia el “Hombre Muerto”.
En conclusión, esta contienda quedará grabada en la memoria de los fanáticos como una prueba de que, en la WWE, cuando llega el “día del juicio” —el auténtico Armagedón—, las consecuencias pueden ser tan graves como inolvidables. Edge, coronado campeón, ha demostrado que, si para ganar debe descender al mismísimo infierno, está dispuesto a hacerlo.